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Es un tipo particular de dilución en la que partiendo de una sustancia llamada tintura madre, se ejecuta un trámite sistemático que radica en combinar esa tintura madre en más proporción de un diluyente y agitar por medio de un trámite de sucusión (o dinamización). Se reitera este trámite con una sección de esa primera dilución en más diluyente y de esta forma se repite hasta lograr los escenarios deseados con los que realizar el medicamento homeopático. Es requisito acordarse que entre una dilución y la siguiente hay que llevar a cabo un trámite de sucusión, no de agitación ni de algún otro tipo de movilización o mezcla.
La homeopatía es un armamento terapéutico selectivo que intenta ofrecer un resultado eficaz. Funciona con algún instrumento terapéutico común, inclusive con antibióticos, dependiendo del tratamiento, no tiene por qué ser peligrosa la ingesta de ambos medicamentos. Incluso está demostrado que en procesos gripales con tos y mucosas la homeopatía ayuda bastante a no tener tos, sobre todo por las noches. Al igual que la toma con antibióticos ayuda al cuerpo a librase antes de los virus causantes de la gripe. Es recomendable consultar con su médico, ya sea homeópata o el médico de cabecera.
En la homeopatía existen potencias diversas. La dosis se decide según el caso individual. En los remedios homeopáticos existen las potencias D-, C-, y LM- (Q-). Cada una de las potencias existe desde la primera hasta la bicentésima disolución, y más. D indica una disolución en relación de 1 a 10. C es una disolución de 1 hasta 100 y LM o Q es una disolución de 1 a 50.000. La potencia se elige según la similitud del paciente con la materia médica. A más similitud mayor será la dilución que daremos. En cualquier caso es importante que un buen homeópata trabaje con estas diversas potencias.
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