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El vocablo Homeopatía se refiere comúnmente tanto al procedimiento terapéutico que usa medicamentos homeopáticos como, generalmente, a los propios medicamentos homeopáticos. Una aproximación simple a la Homeopatía es la definición que ofrece la Real Academia Española de la lengua y que la califica como un “sistema curativo que aplica a las patologías, en dosis mínimas, las mismas sustancias que, en superiores proporciones, producirían al hombre sano indicios iguales o parecidos a los que hablamos de combatir”. Otras definiciones comentan la Homeopatía como un “método terapéutico que aplica clínicamente el fenómeno de similitud y usa sustancias medicamentosas en dosis débiles o en grandes diluciones”
La homeopatía es un armamento terapéutico selectivo que intenta ofrecer un resultado eficaz. Funciona con algún instrumento terapéutico común, inclusive con antibióticos, dependiendo del tratamiento, no tiene por qué ser peligrosa la ingesta de ambos medicamentos. Incluso está demostrado que en procesos gripales con tos y mucosas la homeopatía ayuda bastante a no tener tos, sobre todo por las noches. Al igual que la toma con antibióticos ayuda al cuerpo a librase antes de los virus causantes de la gripe. Es recomendable consultar con su médico, ya sea homeópata o el médico de cabecera.
En la homeopatía existen potencias diversas. La dosis se decide según el caso individual. En los remedios homeopáticos existen las potencias D-, C-, y LM- (Q-). Cada una de las potencias existe desde la primera hasta la bicentésima disolución, y más. D indica una disolución en relación de 1 a 10. C es una disolución de 1 hasta 100 y LM o Q es una disolución de 1 a 50.000. La potencia se elige según la similitud del paciente con la materia médica. A más similitud mayor será la dilución que daremos. En cualquier caso es importante que un buen homeópata trabaje con estas diversas potencias.
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