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La homeopatía es un procedimiento terapéutico que se apoya en la ley de similitud o de los semejantes, la cual asegura que una sustancia que hace determinados indicios en un individuo sano, en reducidas proporciones, con la capacidad de sanar los mismos indicios o semejantes en un individuo enferma. Los homeópatas realizan este tipo de tratamientos consultando libros de referencia que se conocen como repertorios, donde, para la preparación de un remedio homeopático se piensan causantes como el grupo de los indicios de cada tolerante, el estado físico y psicológico del mismo o su historia médica y de vida. Desde el principio, la homeopatía fue objeto de enfrentamiento y disputa entre los profesionales en medicina farmacéuticos, y doctores y tiene defensores y detractores. Algunos profesionales la han categorizado como una pseudociencia.
La homeopatía es un armamento terapéutico selectivo que intenta ofrecer un resultado eficaz. Funciona con algún instrumento terapéutico común, inclusive con antibióticos, dependiendo del tratamiento, no tiene por qué ser peligrosa la ingesta de ambos medicamentos. Incluso está demostrado que en procesos gripales con tos y mucosas la homeopatía ayuda bastante a no tener tos, sobre todo por las noches. Al igual que la toma con antibióticos ayuda al cuerpo a librase antes de los virus causantes de la gripe. Es recomendable consultar con su médico, ya sea homeópata o el médico de cabecera.
La adopción de la infinitesimalidad fue un propósito que se fijó Hahnemann gracias a su preocupación por evadir casuales agravamientos del enfermo. Por otra sección, las altas diluciones desarrollan una acción selectiva sobre las afecciones sensoriales y funcionales. El procedimiento puesto próximo por Hahnemann para conseguir lo que él llamaba Atenuaciones se refería a las sustancias solubles (diluciones), como a las insolubles (trituraciones). Hahnemann, que además era químico, detalló con exactitud las operaciones consecutivas a llevar a cabo, exponiendo un elemento primordial que llamó Dinamización. Consiste en aplicar, tras cada operación de dilución, un número preciso de agitaciones (unas 100-150 agitaciones siempre verticalmente según la Farmacopea francesa; según la farmacopea Alemana bastan con 10 sacudidas a cada dinamización).
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